Las arrugas y los libros.

Inauguro esta sección con un tema que siempre me enfada: las arrugas. Y sí, me refiero a las de la cara.

Me explico: he leído toda mi vida y en este momento, con mis treinta veranos, me sigue fastidiando, mucho, que me digan que libros tengo que leer. No sé por qué la gente se empeña en decirte que ya no tienes edad para leer ciertos libros.

¿Perdona? Suele ser mi respuesta.

Por más que me esfuerzo no entiendo esa manía de ponerle etiquetas a los libros. Comprendo que hay libros que no deben leerse a ciertas edades, pero que venga alguien ha decirme que no lea "Harry Potter" porque tengo los suficientes años para leer Harlequin (con todo el respeto para aquellos a quienes les guste el género) me toca las narices. Y mucho.

Os pongo en situación. Laura en la sala de espera del médico; Laura saca "Harry Potter y el cáliz de fuego"; señora que levanta la vista cual halcón en busca de su presa; Laura se endereza y llega la frase: ¡anda si es el libro que está leyendo mi nieto de quince años! Madre mía... Evitó el comentario del tipo de los de señora me importa un carajo y sonrío como la más dulce de las nietas. Como mi cara de indiferencia no la ahuyenta (con mi Santa madre tampoco funciona) se sienta a mi lado y me dice: 

- Apuesto a que estás leyendo ese libro porque se lo ha cogido a tu hermano pequeño. Como aquí no tenemos librerías...
- Para eso está Amazon. Te trae los libros a la puerta de casa.
- Sé lo que es Amazon pero tu cara me dice que que te gustan las novelas de romances apasionados.
- (WTF! WTF!) No, para nada. Prefiero los asesinatos y los ríos de sangre.
- Pues yo creo que cada uno tiene que leer lo que le mandan las arrugas.

¡Laura Contrera!, ¡Yo!, ¡Pase, por favor! Gracias a todos los dioses del Olimpo, salvada por el matasanos.
 
De camino a casa no dejé de pensar en la frase cita y en sí deberíamos leer lo que la sociedad etiqueta en los rangos de edad. Mi respuesta es NO, NO Y NO. Para nada. Para mí no hay límites en la literatura. Leí La Odisea con once años, Cien años de soledad con catorce y a los dieciséis habían caído tantos libros que ni siquiera sé los que he leído.

Mi libro favorito, La sombra del viento, está catalogado como juvenil, lo leí con dieciséis años y cuando lo cerré supe que sería "mi libro" para siempre. Lo he releído, y lo releeré, sin importarme si ya peino canas o si la dentadura no se sujeta a mis encías. Entonces, ¿por qué tenemos que limitarnos a un solo tipo de libros?, ¿no son los libros un medio para soñar, para vivir aventuras? 

Si es que, para colmo, ni siquiera tengo arrugas.

Y vosotros, ¿os dejáis llevar por las historias o por las etiquetas ?

Os deseo grandes lecturas.

Laura.


Comentarios

  1. Si es que la vida real siempre supera a la ficción jajja
    Un beso:)

    ResponderEliminar
  2. Jejeje... Me he casado dos veces. Me llevo 10 años con mi ex y 9 con mi actual marido. Tuve un hijo a los 24 y he tenido una hija a los 42... Crees que me importa, y perdona la expresión, un carajo lo que las arrugas mandan???

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Entrevista a Adam Blumenthal, editor de Sigilo España.

«La Malnacida» de Beatrice Salvioni

Las resacas literarias.