Diario de un viejo cabezota (Reus, 2066)



Reus, junio de 2066. En el Pere Mata, un antiguo manicomio reconvertido en lugar de reposo para mutilados de Guerra y ancianos, vive un grupo de resistentes. España está siendo desalojada por motivos geoestrátegicos. Tras varias guerras y una pandemia, el país está desolado y ya prácticamente vacío, pero no todos están dispuestos a irse.

Entre los habitantes del Pere Mata tenemos a un viejo escritor retirado y sin nombre —aunque sospechamos que es Pablo Martín Sánchez— que encuentra en las hojas de cortesía de los libros abandonados en el altillo su forma de escapar a lo que lo rodea: iniciando un diario a modo de descargue mental y de paso dejar constancia de lo que ha pasado.

[...] pues los recuerdos, como los objetos preciados, hay que cuidarlos para que no enmohezcan


Nuestro viejo cabezota hace un repaso a los últimos años del siglo XX, pasa por nuestro presente de puntillas para contarnos que dentro de cuarenta años él estará resistiendo en un hospital sin luz ni agua y sin apenas comida para defender una ciudad que ya está condenada, pero sabe que está haciendo lo correcto.

En su diario nos da buena cuenta de qué ha pasado en los cuarenta y cuatro años que nos separan; de cómo ha cambiado todo; nos cuenta cómo la tecnología acaba por acapararlo todo, aunque también nos da esperanzas con una cura para el VIH, los problemas de fertilidad se han solventado y la gente sigue leyendo. Solo tiene una queja: hay avances para todo menos para la calvicie. 


No quiero olvidar a los que acompañan a nuestro escritor (no)retirado en el día a día en el Pere Mata. El autor no ha dejado ningún espectro fuera y yo iba a hablaros de ellos, sin embargo, estoy convencida de que es mejor que los conozcáis vosotros mismos.


Tras meses luchando contra aquellos que los quieren fuera, llega el fin de la moratoria y con ella la última entrada del diario de un viejo cabezota, que a sus 89 años, decide plantarse y luchar. Dejo en vuestras manos averiguar qué pasó ese último día en el Pere Mata. 


Desde hace unos meses me he acostumbrado a usar las páginas de cortesía para contar de forma resumida qué me ha parecido el libro, una especie de reseña breve solo para mí. Es mi forma de alargar el adiós cuando una historia ya me ha dejado. 


Os deseo grandes y maravillosas lecturas,

Laura.

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