Las bestias olvidadas de Eld de Patricia A. McKillip
Entrar en un mundo de fantasía es siempre un reto para mí, incluso cuando es un género al que acudo con frecuencia. El hecho de tener que familiarizarme con lugares, gobiernos y paisajes que (casi) no se parecen a los que suelo transitar en mi día a día me lo dificulta; por suerte, algunas autoras tienen la capacidad de crear caminos para llegar hasta ellos tan reales como los que recorro en mi paseo diario. Una de estas autoras es Patricia A. McKillip, fallecida en 2022, autora de Las bestias olvidadas de Eld, la novela ganadora del primer premio World Fantasy en 1975, inédita en español hasta que en 2021 la editorial asturiana Duermevela la trajo a España. Esta novela corta de fantasía supuso una renovación del género que ya inició Ursula K. Le Guin con Un mago de Terramar en 1968.
Entre sus páginas podemos encontrar todo lo que se espera del género: un sistema de magia, basado en el poder de los nombres; una hechicera, Sybel, descendiente de una estirpe de magos que hicieron de una montaña un santuario en el que aislarse de unos humanos que los temían, que vive en lo más profundo de la montaña de Eld en una casa tan blanca como su pelo, y que posee una magia tan poderosa, oscura y antigua como las bestias con las que convive; una bruja sabia, Maelga, que vive en el bosque y que conoce casi todos los secretos de la naturaleza; un joven ahijado,Tam, al que quiere proteger de los tejemanejes de los hombres; un caballero, Coren, con su montura; también tiene su dosis de reyes y grandes batallas.
En el párrafo anterior comento que esta historia tiene todo aquello que se espera de ella, pero Patricia A. McKillip no se queda ahí y hace que la narración no se centre en esos eventos esperados, sino en el ir y venir vital de una mujer que según los clichés, usados ya hasta la saciedad, debería ser una hechicera tan bella como pérfida, una bruja horrorosa y maquiavélica o una damisela en apuros que espera pacientemente en lo más alto de la más alta torre; sin embargo, la protagonista se encarna aquí en una joven tan poderosa e inteligente como valiente y humana. La autora hace que Sybel sea un personaje con aristas, con sus luces y sus sombras, que lucha la batalla más difícil de todas: mirar hacia dentro, descubrir quién es y actuar en consecuencia.
Tampoco Coren, Tam ni Maelga son solo meros secundarios. Más allá de ser los pilares en los que se apoya Sybel, tienen sus propios caminos dentro de la novela: Coren es un soldado que gana más batallas con la mente que con la espada, algo que escuece en una familia de grandes guerreros; Tam, que tiene sangre real, pero ha sido criado en el amor, está destinado a convertirse en un tirano; y Maelga es esa fuente en la que siempre paras a beber porque tiene el agua más pura y refrescante, pero que puede llegar a ensuciarse si solo la usas para lavarte las manos.
Las bestias olvidadas de Eld tiene reminiscencias de los cuentos antiguos y de aquellas historias que se contaban a la luz de una vela, alrededor de una candela en las noches de frío, o tumbados a la fresca bajo las estrellas en los meses de buen tiempo al son de una cítola, dejándonos mecer por la voz de aquel que nos lo cuenta y acompañados de una fruta dulce.
Laura C. Hernández
¡Hola! Tengo este libro en mi lista de pendientes sin animarme a leerlo desde hace bastante tiempo y gracias a tu reseña, que me ha encantado, me han entrado ganas de adentrarme en él. Además, la portada me parece preciosa.
ResponderEliminarUn besito♥︎
Tengo este libro super pendiente, pero con la idea clara de leerlo a lo largo de este año. Me alegra saber que te ha gustado, eso siempre es un aliciente.
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