Lecturas diciembre 2018

Hola, mis libreros.
Me he propuesto traer todos los meses mi resumen de lecturas para teneros al día, y un poco a mí misma, de lo que leo en un mes.
* Chéri de Colette. Chéri es un niño mimado de la burguesía parisina de principios del siglo XX y Léa es la cortesana encargada de su educación amorosa. Cuando el joven decide casarse, Léa rompe la relación, pero no mide el dolor y la tristeza que esta ruptura le traerá. Chéri es una crítica feroz a las apariencias.

No sé porqué nunca había leído yo a esta autora, pero os adelanto que le estoy poniendo remedio. La forma de narrar de Colette me atrapó y su ironía es muy necesaria hoy en día.

* Los Sorrentinos de Virginia Higa. La familia Vespolini emigra de Napoles a Argentina en 1900. Al llegar abren un hotel y poco tiempo después una trattoria cerca de la playa. Se convierte en una institución cuando Umberto, el hijo mayor, inventa una pasta llamada sorrentinos. Al morir Umberto, Chiche, el hermano menor, se hace cargo de la trattoria y ahí comienza la historia. La historia del Chiche y su gusto por la lectura, el cine, la comida, por la buena conversación y por la porcelana que compra en Europa.
Es una novela corta, pero con mucho agarre y con un personaje central que desespera con alguno de sus comentarios y al que acabas adorando.
Los Sorrentinos es la historia de todo un clan y de sus amigos. Una narración de vida, amor y amistad.

* The Promised Neverland de Kaiu Shirai. Ese manga ha sido la gran sorpresa del año. Ni por su portada ni por su sinopsis adivinarás lo que se cuece dentro. No lo habría leído de haberlo seguido, pero ahora estoy enganchada.
Emma, Norman y Kay viven en un orfanato donde todo es idílico. La Madres que los cuida es dulce, atenta y les da bastante libertad. Todo es felicidad y los niños esperan ser adoptadas hasta que descubren una macabra verdad.

* Cara o cruz. Conviviendo con una enfermedad mental de Lou Lubie. Decir en voz alta que sufres ansiedad es más difícil de lo que parece. Quien no ha sentido ni una sola vez el vacío que se apodera de todos tus movimientos tiende a minimizar sus efectos o, incluso, acharcarlos a un capricho del enfermo.
Se sigue estigmatizando a quien sufre una enfermedad mental, se sigue poniendo el cartel de «loco» y es muy doloroso.
En «Cara o cruz» conocemos a Lou y a su zorro ciclotímico. De su mano viviremos el inicio de su enfermedad, su lucha por entenderla y asumirla, su periplo por psicólogos y psiquiatras y como darle un nombre a lo que le pasa hizo que convivir con ella sea un poco más fácil.
Las viñetas son una maravilla y al ser en color hace que se lea muy muy rápido.

No son todos los que leí en diciembre, pero sentía la necesidad de hablar, aunque fuese brevemente, de estos cuatro.

Os deseo grandes lecturas,

Laura.

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