Entrevista a Anabel Rodríguez, autora de “Perdedores”

Como lectora hay dos cosas que me entusiasman: los libros ambientados en Extremadura y las autoras y los autores de mi tierra. La entrevista de hoy me hace especial ilusión porque sigo a Anabel desde hace tiempo y el año pasado tuve la oportunidad de leer su última novela: Perdedores que nos traslada al Madrid de 1913. Ese año la ciudad está horrorizada por un crimen que está en boca de todos: el capitán Argrelo y su hija Virtudes han asesinado y descuartizado al amante de esta, Ramón Pérez Lunar. Todo empeora cuando se descubre que en el capitán mantenía relaciones con su hija. 


Dos abogados, Gaspar y Zenón, serán los encargados de adentrarse en las mentes de Virtudes y del capitán Agrelo, pero no están preparados para lo que se van a encontrar. A la par, conoceremos a otros miembros de esta caótica familia y que nos ayudarán con este rompecabezas al que le faltan multitud de piezas.


Anabel recrea en Perdedores un hecho real para dejarnos ver que cuando el mal habita entre tus cuatro paredes todos sus habitantes pierden.



¿Cómo nació Perdedores?

El detonante de Perdedores fue una fotografía en blanco y negro que me impactó. Aparecían una chica muy joven, vestida de oscuro , que tenía las manos puestas como si estuviese rezando, pero invertidas. A su lado un letrado, también joven, con toga y birrete, fumando, con ese gesto que mezcla la tensión con una falsa seguridad antes de entrar a juicio, o en los recesos.  El gesto del hombre era muy similar al que percibo en los pasillos muchas veces, al que yo misma pongo antes de entrar en una vista. Casi inmediatamente quise saber de qué se trataba y había sido un caso muy famoso del año 1913, el Crimen del Capitán Sánchez. A partir de ahí me puse a investigar, a inventar y así surgió “Perdedores”. 


Perdedores es una novela de abogados. Como abogada, ¿te identificas con ambos abogados (acusación/defensa)?  

En realidad los dos abogados defienden a los acusados, lo que sucede es que tienen intereses contrapuestos. Uno de ellos defiende a Virtudes, la hija del capitán (que en la novela se apellida Agrelo) y el otro, al padre. La tensión entre ambos surge, entre otras cosas, porque se enfrentan a situaciones que provocan que sea difícil entenderse.  Zenón, uno de los letrados, sí está inspirado en una persona muy cercana a mí, a la que quiero y admiro mucho. El otro no, la verdad. Sin embargo sí tienen algo de mi manera de afrontar el trabajo: la cabezonería y cierto sentido de la ética que a veces es contraproducente. 


Tu novela está basada en un hecho real, ¿cómo llegaste hasta el dato que te puso a investigar sobre él? 

 El dato fue la foto de la que te hablaba antes, a partir de ahí fue ponerme en movimiento, buscar el crimen, primero en internet y luego en distintos manuales. Más tarde supe que podría encontrar los autos judiciales del  Consejo de Guerra que se les hizo,  en el Archivo General de Segovia y me fui a investigar allí, me planté con toda la familia allí y mientras yo investigaba, mi marido y mi grandísima amiga Sonia se hacían cargo de las niñas. Tengo mucho que agradecerles. Incluso tuve la curiosidad de buscar certificaciones en los registros civiles de la época y los tengo guardados como oro en paño. Ha sido una labor intensa, pero la disfruté mucho. Me gusta rascar en los papeles antiguos. 


En Perdedores la línea entre el bien y el mal, entre buenos y malos, es muy difusa, ¿crees que es así en el día a día también? 

Sí, nadie es completamente malo, ni enteramente bueno, somos personas, no personajes planos. Además sería tan aburrido ser completamente buenos o completamente malos, imagínate. Pero es más, creo que en las novelas debería ser obligatorio que todos los personajes relevantes tengan matices porque si no resultarían muy planas y aburridas. Hasta el más horrible  de los personajes debería tener algo que lo redima, tal vez le gusten las plantas, o los animales, o no pueda resistirse a dar limosna a los pobres y ser un auténtico bastardo en otros aspectos. 


Azaría es tu primera novela, ¿nos cuentas algo sobre ella?

Azaría fue un salto al vacío. La comencé en un curso de escritura, nos dijeron venga, primer capítulo de una novela y allí me lancé y después el segundo y el tercero… fue muy emocionante. Es una historia detectivesca ambientada en el sur de España, en la época de la dictadura de Primo de Rivera . La protagonista es una chica, Inés la “Espanzurranovios”, que trata de averiguar quién ha asesinado a dos de sus vecinos. Se detiene injustamente a una persona, que es torturada y se  monta un lío impresionante en el pueblo, mientras ella decide continuar investigando y hasta ahí puedo contar. En este caso la investigación se centró mucho en la vida cotidiana en los años veinte y fue interesantísimo, aprendí mucho. Además tenía ganas de ambientar una novela en nuestra tierra y hacer ver que se puede pasar tanto terror de noche, como a plena luz del día. Escoger un personaje femenino para protagonizar la novela, no fue causal, fue una manera de dar visibilidad a las mujeres que, aunque algunos no lo crean, llevamos aquí desde que el mundo comenzó. Sin embargo los protagonistas de las novelas han sido durante mucho tiempo varones. Supongo que va siendo hora de  hablar de lo que  existía y no se nombraba. 


Antes de ponerte a escribir, ¿planificas o te dejas llevar por la historia? 

Depende de cada historia. “Perdedores” está escrita desde el final, fue lo primero que escribí y tenía una orientación clara desde el primer momento, “Azaría” fue construida siguiendo una brújula y lo que ando escribiendo ahora, ha requerido una estructura que aparentemente es desordenada, es una especie de patchwork en la que cuento una historia de amor, pero está bastante meditada.


¿Tienes alguna manía al escribir?

No, no soy maniática, un poco de silencio, tranquilidad, poco más. Aunque como manía si confieso que esa novela que he escrito (no publicado) la he hecho a mano, porque me parecía que era la forma en la que tenía que relacionarme con la historia y que mi cerebro iba a funcionar mejor así. Y el resultado es distinto a lo que había hecho hasta ahora, parece que las palabras bajan desde mi mente hasta la mano de una forma diferente, cuando lo hago escribiendo con un bolígrafo o cuando lo hago sobre un teclado. El teclado es más rápido, da menos tiempo a pensar, el bolígrafo lleva a plasmar los pensamientos de una forma diferente, no digo mejor, ni peor sólo diferente.


Anabel, ¿existe la inspiración?

Claro que existe, lo que pasa es que hay que acompañarla con mucho, mucho, mucho trabajo. Además, tienes que estar pendiente para captar las ideas según vengan, esa inspiración que puede estar en una canción, un  cuadro, una fotografía, una frase… Tienes que estar centrada para percibirla. 


¿Qué libro te acompañaría a una isla desierta? 

Si sólo puedo llevarme uno, quiero que sea grueso para que me dure más, porque no me has dicho cuánto tiempo voy a tener que estar en esa isla. ¿Y no puede ser un libro electrónico que se cargue con luz solar y me llevo un montón? Bueno, pues si no me das esa opción, creo que me llevaría “Las uvas de la ira” de Steinbeck, que fue la última que me hizo llorar de verdad. 


¿Y cuál habrías querido escribir?

Hay tantas… madre mía, me encanta Truman Capote así que cualquiera de las suyas. 


¿Quién es Anabel Rodríguez?

Cuando me entere te lo digo, ando todavía  confusa al respecto… es una mujer que desea ser feliz. Una mujer que ama, escribe, lee, corre, se pregunta cosas. No sé, me parece una tía bastante simpática a ratos, pero seguro que habrá quien diga que no lo es, ya sabes cómo son las malas lenguas. 


En tu blog nos hablas de muchos aspectos del mundo literario que a veces quedan olvidados: fiscalidad, el registro de la obra, entre muchas otras cosas, ¿de dónde salió esta faceta de abogada de escritores?

Comenzó cuando me di cuenta de que ni yo misma había leído bien el primer contrato de edición que firmé. Después vi que a todos nos vence el entusiasmo por publicar y vamos de cabeza sin leer lo que nos ponen por delante. Es importante tener la cabeza fría y tratar de hacer que el derecho sea más claro, porque a veces empleamos un lenguaje muy complejo. Me puse manos a la obra y trato de solucionar la duda que les surgen a los escritores en ámbitos de lo más diverso. 


Ha llegado el momento de despedirse, ¿nos recomiendas un libro?

Trato de recomendarlos en instagram, pero voy a poner algunos que no he recomendado allí. 

A sangre fría de Truman Capote

Matar un ruiseñor de Harper Lee

Orgullo y Prejuicio de Jane Austen.

Intemperie de Jesus Carrasco.

Cualquier libro de poesías de Wislawa Szymborska o de Lorca. 



Muchísimas gracias a Anabel Rodríguez por acompañarnos y no dudéis en visitar su blog —al que podéis acceder pinchando sobre su nombre—. 

A mí solo me queda desearos maravillosas lecturas y besos apretados de partes de nuestra entrevistada.
Nos vemos pronto.

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