Horizonte de eventos



Salirme de mi zona de confort lector suele traerme lecturas unas veces curiosas y otras veces fascinantes y la novela de la que os hablo hoy es de las segundas. 

¿Sabéis lo que es un horizonte de eventos? Pues es algo así como la frontera entre un agujero negro y el espacio que la rodea. Dicen las teorías que algo o alguien situado fuera de ese horizonte jamás sabrá que pasa al otro lado, pero que en el caso de que algo o alguien estuviese a ese otro lado sí podría ver,  sentir u oír lo que pasa fuera. Algo así es lo que le pasa a Milde y a las madres e hijas que sobreviven desterradas en Las Afueras: ven, sienten y sufren su miseria, pero nadie las ve a ellas porque están en su propio #horizontedeeventos. 

Años después de que Milde y su madre, Essa, lleguen a este lugar, y como en un mal juego del destino, Milde acabará en un agujero negro real, condenada por cruzar la frontera y hacer que la vean, que las vean, y hacer así que sus habitantes dejan de ser invisibles, cuando tres de sus hijas inician la rebelión.


Las Afueras es el lugar al que van mujeres (solas) con hijas —y nunca hombres con hijas o mujeres con hijos— y del que no llegamos a saber mucho ni siquiera por qué están allí, pero empatizas con ellas casi de inmediato; entiendes su enfado por ese abandono deliberado y sin explicación; en cada capítulo, algunos de unas impactantes pocas líneas, crece en ti ese sentimiento de estar en tierra de nadie, de que eres invisible y como Milde te empeñas en gritar para quebrar la frontera y que tu lado, tu horizonte, empiece a ser visible. 


Si fuerais acusadas de comenzar una rebelión y os dieran a elegir entre ser ejecutadas o iros al espacio, ¿qué elegiríais? ¿Morir a manos de tus captores o ser absorbida por el espacio? ¿Una muerte rápido o la nada? Estas son las opciones que le dan a Milde y ella elige montarse en una nave y lanzarse al espacio y la que os escribe, que es una viajera pésima y para la que un viaje de treinta minutos es una pesadilla, necesitaba saber el motivo por el que ella elige vagar durante años, o quizás para siempre, en la oscuridad de ahí arriba convirtiéndose así en una luz para Las Afueras que ella tanto ama.

“La oscuridad de la noche elevó Las Afueras y la ayudó a buscar a Milde allí, en el cielo total e ilimitado, en aquello que le recordaba a ella y la hacía revivir una y otra vez. La oscuridad de la noche hizo que las madres y las niñas olvidasen y recordasen sus cuerpos y les dio todas y ninguna de las formas del mundo a la vez para que se las apropiasen”. 

Me ha costado mucho redactar un texto que le hiciese justicia a esta novela y no estoy muy segura de haberlo conseguido porque “Horizonte de eventos” es una oportunidad para ver más allá, para hacerte un revoltijo de sensaciones conforme avanzas entre sus hoy, sus ayer y sus mañana mientras Milde es engullida por el silencio y el olvido al que son sometidos los refugiados y escuchas el grito de una madre a la que le han arrancado la vida.


Os deseo maravillosas lecturas,

Laura.

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